Depresión e Insomnio, más en la gran ciudad

¿Sabes que tener insomnio triplica el riesgo de sufrir depresión y aumenta la falta concentración, especialmente en los jóvenes? ¿Y que el hecho de vivir en una ciudad grande aumenta las posibilidades de padecer depresión y ansiedad?

Tu estado de ánimo mejorará considerablemente si duermes bien y aprendes a dominar situaciones de estrés.

depresion e insomnio

Cada año, 1 de cada 10 personas que son atendidas por los médicos de familia sufre depresión, datos que prueban que esta enfermedad supone un problema de salud bastante habitual en nuestro país.

De este modo, los expertos nos alertan de la estrecha relación existente entre esta enfermedad y la muerte por suicidio, que supone ya la segunda causa de mortalidad externa en jóvenes, por encima incluso de los accidentes de tráfico.

En los últimos años se ha percibido en todos los ámbitos de la sociedad cómo han ido aumentando el número de afectados, pero sobre todo son los más jóvenes quienes más han venido padeciendo el incremento de la depresión junto a todas las consecuencias que ésta lleva consigo.

Muchos son los factores que están contribuyendo a estas alarmantes cifras: la falta de expectativas de futuro con 46% de paro que afecta a los jóvenes en el momento de escribir este artículo; problemas familiares por haber más de un miembro en paro; incremento de separaciones y divorcios; situaciones crecientes de presión y acoso escolar; alta exposición a redes sociales, internet y el móvil; también una mayor exposición a las drogas.

Siendo conscientes de los riesgos y consecuencias que supone tener depresión durante la adolescencia, la Fundación ANAED (Asociación Nacional De Ayuda Al Enfermo De Depresión) lleva a cabo una campaña para mentalizar a nuestros jóvenes sobre lo importante que es prevenir y alertar sobre los síntomas de la depresión, además de informar sobre las posibilidades reales que hay de salir de la misma.

Hoy en día se tienen mucha mayor cantidad de datos y sobre todo mucha esperanza que se puede hacer llegar a las familias, puesto que las terapias han mejorado considerablemente en los últimos años y la depresión tiene salidas médicas y psicológicas. Con esta campaña, ANAED pretende llenar de esperanza a las familias.

¡Mucho cuidado con la adolescencia!

Según informan desde ANAED, de forma coloquial empleamos la palabra depresión para aludir a un estado de ánimo más bajo de lo normal.

Sin embargo, supone mucho más que eso. Se trata de un trastorno psicológico afectivo que implica cambios sustanciales en la manera de comportarse, de sentir y de pensar.

En líneas generales, se trata hablamos de un trastorno emocional que está caracterizado por un estado de ánimo deprimido y anhedonia, que es la pérdida de interés por realizar las actividades cotidianas de la vida.

Pueden florecer síntomas afectivos (tristeza, ansiedad, cólera, vergüenza, sentimiento de culpa); síntomas motivacionales (tendencia a la evitación, dependencia, pérdida de motivación); síntomas cognitivos (percepción catastrófica de los problemas, problemas de memoria, autocrítica excesiva, dificultad en concentrarse); síntomas conductuales (evitación, inercia, pasividad); y/o síntomas fisiológicos (alteraciones del apetito, sexuales, de sueño).

sintomas depresion

En el caso de niños y adolescentes, la depresión puede mostrarse más que por estos síntomas por un estado anímico irritable e inestable, presentando cambios de humor.

Diferente sexo, diferentes manifestaciones

Las estadísticas reflejan que las mujeres padecen depresión en mayor medida que los hombres, si bien, según la ANAED, hay que tener presente que son menos reticentes a buscar ayuda que los hombres.

De cualquier forma, los cambios hormonales parece que tienen un efecto clave en el estado de ánimo de las mujeres. Otro dato a considerar, es que en los hombres puede manifestarse más con ira, desaliento o irritabilidad, que con sentimientos de desamparo o desesperanza, más típicos de la mujer.

Por tanto, puede ser resultar difícil de reconocer. De cualquier forma, aún en el caso en que el hombre se dé cuenta de que está deprimido, en comparación con la mujer, es mucho más reacio a buscar ayuda.

Deprimirse por cuestión de la edad

1. La depresión durante la niñez: no es nada fácil darse cuenta de cuando un niño pequeño está deprimido. En realidad, es la etapa de la vida donde es más complicado identificar la depresión, y puesto que los comportamientos normales van cambiando en función de la etapa de la niñez en la que se encuentren, es muy difícil asegurar si un niño pasa por una fase de su desarrollo o si está pasando por una depresión.

Puede existir un cambio en el comportamiento, ponerse de mal humor sin motivo aparente o incluso pasar por problemas en el colegio en cuanto a su comportamiento. Un niño deprimido puede fingir también una enfermedad, rechazar ir a la escuela, mostrar ansiedad por la separación de sus padres, etcétera.

De este modo, varios especialistas en salud mental del Reino Unido describieron en la revista PLoS One un nuevo y fiable procedimiento de cribado de la enfermedad mental con el que se puede detectar en los colegios a esos niños con un riesgo alto de desarrollar esta clase de trastornos, pudiendo ayudar así a las autoridades sanitarias pertinentes para ofrecerles un tratamiento precoz que impida un deterioro mayor.

Concretamente, la prueba se apoya en un programa informático desarrollado para poder ver cómo procesan la información emocional los adolescentes, para lo que se apoyan en preguntas para saber si ciertas palabras, como por ejemplo “fracaso”, “rango”, “alegre” les suscitan pensamientos positivos, neutros o negativos.

2. La depresión en los adolescentes: en este caso se presenta en forma de pérdida de autoestima, desánimo, pérdida de interés en actividades cotidianas, tristeza. En ocasiones la depresión puede ser la respuesta a situaciones estresantes habituales en los adolescentes, como los enfrentamientos paternos filiales, los cambios hormonales o el estrés que supone el propio proceso de maduración en sí mismo.

Los adolescentes más predispuestos a sufrir depresión son aquellos que gozan de una baja autoestima y son muy autocríticos. Otras circunstancias que pueden llevar a una depresión juvenil podrían ser déficit en destrezas, abuso o maltrato infantil, dificultad en el aprendizaje, divorcio o muerte de los padres, y/o agresiones o acoso en la escuela.

3. La depresión en la tercera edad: el mayor problema es que los síntomas depresivos en los ancianos pueden pasarse por alto muy fácilmente. Un error muy común es pensar que el hecho de que los ancianos se sientan deprimidos es algo muy común, ya que no es así.

depresion tercera edad

Es más, uno de los mayores problemas es considerar como “normal” la falta de interés en actividades agradables y la prolongación indefinida de los duelos. La depresión en los ancianos provoca un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia si es tratada, aunque afortunadamente con un buen tratamiento es completamente remediable.

El maldito estrés, a la vez víctima y verdugo

Entre los factores que pueden provocar hoy día una depresión es el estrés. A continuación un dato interesante al respecto: vivir en una ciudad grande aumenta en un 21% la probabilidad de padecer un trastorno de ansiedad y depresión.

Justamente el estrés parece ser el principal responsable de que la salud mental de la gente que vive en una ciudad sea, generalmente, algo peor que aquellos que residen en zonas rurales.

Así lo constató una investigación dirigida por Jens Pruessner, investigador del Instituto Universitario de Salud Mental Douglas, en Montreal, Canadá, quien demostró que igualmente se incrementa el riesgo de sufrir depresión e incluso esquizofrenia.

En este estudio se hizo una comparación entre la actividad cerebral de personas que habitaban en zonas urbanas con la de personas que vivían en áreas rurales. Mediante resonancia magnética funcional, constataron que la amígdala, parte del cerebro implicada en la regulación del estrés, estaba más activa en los habitantes de la ciudad.

O sea, el cerebro de las personas que residen en la ciudad reacciona más ante situaciones de estrés. Y precisamente es el estrés el factor detonante para que broten problemas relacionados con la salud mental, como la depresión y la ansiedad.

depresion y estres

Además de esto, vivir en una ciudad también puede aumentar el peligro de padecer depresión posparto. Esto queda evidenciado por un estudio realizado en el Instituto Universitario de Investigación sobre la Mujer, en la ciudad de Toronto (Canadá), en el cual, de 6.126 mujeres sometidas al estudio, un 9% de las que vivían en ciudades con más de medio millón de habitantes sufrían depresión postparto. Este porcentaje, sin embargo, bajaba al 6% en aquellas mujeres que vivía en pueblos con menos de mil habitantes.

¡Qué importante es dormir bien!

Aparte del estrés, una investigación de la Mental Health Foundation, en Reino Unido, desvela que las personas que duermen mal porque sufren de insomnio tienen 3 veces más probabilidades de sentirse deprimidos o de tener problemas de concentración, y además son 4 veces más propensos a tener problemas cuando se trata de relacionarse.


Puede que también te interese: Consecuencias de dormir poco


Los datos señalan que los españoles dormimos una media de 3 horas menos en comparación con hace 50 años. Según Russell Foster, neurocientífico y experto en sueño, hay una relación directa entre las horas de sueño y el bienestar mental y emocional, de forma que la carencia de sueño causa aumento de la impulsividad, incremento de peso (ya que si se duerme poco el cuerpo le pide al más hidratos de carbono cerebro, concretamente azúcares), aumento de la impulsividad; y estrés, con la consecuente bajada en las defensas del organismo.

¡Desenmascáralo!

Pero es que aún hay más, según la Sociedad de Patología Dual (SEPD), las alteraciones en el sueño pueden ser señal de alarma de un problema más grave mayor. Existen trastornos mentales que tienen al insomnio como síntoma.

En el trastorno bipolar, por ejemplo, los pacientes en fase maníaca no son capaces de conciliar el sueño. Asimismo, presentan dificultades aquellos pacientes con depresión o psicosis.

Cuando se trata de casos con comportamientos adictivos, los trastornos del sueño van asociados tanto al consumo de droga, como a los períodos de abstinencia.

problemas de sueño y depresion

Todo esto implica que el sueño es un indicador tan importante que la falta del mismo puede revelar o favorecer la aparición de problemas mentales que, a su vez, llevan a estas personas a dormir peor.

Cuando existe un problema de sueño, aparte de buscar problemas de consumo, hay que descartar la existencia de trastornos mentales, pues el insomnio es un síntoma de alarma característico en determinadas enfermedades mentales.

Sin ir más lejos, entre el 60-70% de los pacientes que tienen patología dual sufren trastornos del sueño. Es decir, tras toda alteración del sueño hay que investigar si existe un trastorno mental y si, además de esto, hay consumo de sustancias o viceversa, debido a que entre la patología dual y las alteraciones del sueño hay una relación bidireccional.

Las personas con problemas de sueño son más propensas a consumir droga y las personas que consumen drogas tienen mayor riesgo de sufrir problemas de sueño. Esto mismo ocurre con la existencia de otro trastorno mental.

Por si no fuera suficiente, el insomnio puede predecir pensamientos suicidas en aquellas personas que están depresivas.

La Automedicación es un acto irresponsable

Claramente, el insomnio se ha manifestado como una de las causas principales de automedicación y un uso incorrecto de los medicamentos hipnosedantes entre la población.

Los problemas para dormir o la dificultad para conciliar el sueño pueden deberse a circunstancias laborales, personales o económicas, y eso conduce a que se comience a tomar fármacos de manera incontrolada y se produzca, en pacientes predispuestos a ello, una adicción.

automedicarse contra el insomnio

Es un tema de gran preocupación en los expertos, ya que un 30% de la población sufre trastornos del sueño y en los últimos años el número de personas que consumen sedantes, somníferos o tranquilizantes se ha duplicado.

Tal y como dicen desde la SEPD, dentro de la población general los principales fármacos que se utilizan son las benzodiacepinas, medicamentos que deben emplearse siempre con mucha cautela, especialmente en aquellos pacientes con patología dual, ya que se corre el riesgo de desarrollar una nueva adicción a este tipo de fármacos o incluso porque alguno ya la tenga presente.

Cuando esto sucede, se cambian los protocolos farmacológicos y se emplean otros medicamentos como los antidepresivos con perfil sedativo, los antipsicóticos sedativos a dosis bajas y a veces antiepilépticos en regímenes adaptados a las circunstancias del paciente.

Tu farmacéutico puede ayudarte contra la ansiedad

Existen una gran variedad de plantas medicinales con propiedades mejoradoras del sueño, sedantes y ansiolíticas, con la gran ventaja de que no provocan los efectos secundarios de los fármacos ansiolíticos cuyo origen es sintético.

En una farmacia pueden encontrarse preparados de plantas medicinales que logran reducir la fatiga física y la ansiedad sin provocar somnolencia, como por ejemplo la rhodiola, que es muy útil en situaciones que precisan mantener la concentración, como en momentos de trabajo intenso, competiciones deportivas o periodos de exámenes.

Otras plantas, además de ayudar a reducir la ansiedad pueden usarse para ayudarnos a conciliar el sueño, como la melisa, la amapola de California, la pasiflora o la valeriana.

Para asegurarnos de su seguridad y calidad es recomendable adquirirlas en una farmacia donde se dispensan con todos los controles y donde además vamos a ser aconsejados por un farmacéutico, profesional convenientemente formado en fitoterapia.

Asimismo existen aceites esenciales como el incienso, la hierbaluisa, el ylang ylang, o la rosa de damasco.

¿De qué forma influye el estilo de vida actual en el aumento de la depresión en los jóvenes? ¿Qué síntomas pueden alertarnos de la aparición de una depresión?

depresion en adolescentes

Sin duda, muchos son los factores que hoy en día están influyendo para que un joven pueda entrar en depresión. Con independencia de los factores puramente genéticos (tendencia a generar alguna patología de salud mental que conduzca a la depresión, trastorno límite de la personalidad, esquizofrenia, herencia…), existen otros muchos otros factores que influyen en que un joven pueda llegar a sufrir una depresión debido a factores externos, como por ejemplo:

Cambios hormonales característicos de la adolescencia, acoso o agresiones en la escuela, maltrato infantil, dificultades en el aprendizaje, crianza o cuidados deficientes, enfermedades crónicas, acontecimientos estresantes durante su vida (divorcio o muerte de sus padres) y un largo etcétera.

También aparecen factores como son el uso en exceso de las redes sociales, dependencia extrema del móvil, la play, los juegos de ordenador, la falta de valores, etcétera.

Y no hay que olvidarse que la actual crisis económica que estamos pasando está haciendo un flaco favor a nuestros jóvenes. Que el paro juvenil ronde el 50% es una auténtica “locura” que hace que el desánimo y la desesperación se propaguen peligrosamente.

¿Exactamente en qué medida influyen el insomnio y el estrés en la aparición de estos trastornos, y viceversa?

Es algo muy extendido en nuestra sociedad actual la idea de que dormir mal conduce a problemas de salud irreparables en ciertos casos. Es FUNDAMENTAL, y lo escribimos con mayúsculas para resaltarlo, el hecho de que las personas duerman adecuadamente.

No se trata sólo de dormir un número de horas apropiadas, sino que es muy importante la calidad de ese sueño. Es decir, un sueño repleto de sobresaltos, estar constantemente en “duermevela”, notar que cuando uno se levanta el cansancio es cada vez mayor…..Todos estos síntomas son inequívocos de que algo no marcha bien.

Por otro lado el estrés es otro de los factores que a la larga nos desestabilizan de tal forma que derivan en procesos depresivos que requieren de tratamiento. En definitiva, hemos de ser conscientes de que hay cosas básicas que hemos perdido en muchos casos y que tenemos que recuperar a toda costa si deseamos tener una salud mental sana.

Tener un buen equilibrio es fundamental. No sirve de nada que nuestros cuerpos estén completamente sanos físicamente si el cerebro y nuestro estado anímico no nos acompañan para tener una vida feliz.

¿En qué momento se puede sospechar de la posibilidad de un suicidio? ¿Qué síntomas deben alarmarnos tanto en casa como en el cole?

depresion y suicidio

Existe una leyenda popular que afirma que el que dice que va a suicidarse finalmente no lo hace. Esto no es para nada cierto. De entre las 3.200 personas que se suicidan cada año en España, muchas de ellas lo dicen, lo reiteran y lo intentan cada vez que pueden.

Por cada suicidio real se realizan 10 intentos en total. Por año eso supone unos 35.000 intentos más o menos. No es cuestión de alarmar a nadie, pero si alguien nos dice que quiere acabar con su vida o que no vale la pena vivir hay que tenerlo en cuenta porque es evidente que “algo no va bien”.

Los síntomas no son los mismos en todos los casos y no hay una serie de síntomas, pero si alguien no está normal, si no está bien anímicamente, si vemos o presentimos que es infeliz,….hay que hacerle caso. Y en esas cuestiones los educadores, la familia y los amigos pueden ser de gran ayuda.

¿Qué papel tiene la familia en el momento de prevenir y curar la depresión? Pautas de actuación para que han de seguir los padres

La tarea del entorno y de la familia de una persona que sufre depresión es FUNDAMENTAL. Desde la Fundación ANAED hay una cosa que se repite continuamente y es que el mejor psicoterapeuta es la familia.

La atención, el seguimiento, el cuidado que la familia puede hacer es primordial. De ahí que siempre insistan a la familia en que tengan reuniones con los psicoterapeutas, que pregunten si tienen dudas, que participen en las terapias.

Una familia que desee participar en la curación de un familiar o amigo ya está ayudando en la mitad de la recuperación del paciente. Es complicado entender la depresión y más cuando cada caso es muy diferente a otro, pero si la familia se presta a ayudar, las probabilidades de que su ser querido se recupere antes y con mayor facilidad son mucho mayores.

¿Cuándo hay que acudir a un especialista y en qué momento se debe recurrir a la medicación? ¿Qué medidas existen en la actualidad para atajarla?

acudir a un especialista si tienes depresion

¿Cuándo tiene que ir una persona al dentista? ¿Cuándo debe ir al oculista? ¿En qué momento al cardiólogo? Son preguntas que sabemos solucionar fácilmente ¿Por qué motivo no respondemos del mismo modo sobre esto?
La respuesta es relativamente “sencilla”.

En España, cuando se piensa en psiquiatras o psicólogos aún pensamos que son solo para “locos”, mientras que en otros países más modernos y avanzados consideran que loco está quien no tiene un psiquiatra o psicólogo de cabecera.

Es equivalente a si pensáramos que una mujer no tiene un ginecólogo o que nuestro hijo no tiene un pediatra.

Respecto a cuándo hay que recurrir a la medicación, hay que tener en cuenta que no hay un caso igual a otro, y es por eso que debe ser el psiquiatra, es decir, una persona que a lo largo de muchos años ha estado estudiando las distintas enfermedades, que además es médico, que es un especialista y que continuará estudiando a lo largo de su vida profesional, quien debe recomendar cuando es el momento de tomar una medicación o cuando dejarla.

Comparte con tus amigosShare on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Pin on Pinterest
Pinterest
Share on LinkedIn
Linkedin

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra .Política de Cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies